viernes, 8 de abril de 2011

LA BIODIVERSIDAD EN ESPAÑA.

La pérdida de diversidad biológica y sus componentes (genes, especies y ecosistemas) es, junto con el cambio climático y la desertificación, uno de los componentes principales del cambio global. La rápida disminución de la biodiversidad que está teniendo lugar en la actualidad es motivo de preocupación porque, además del valor intrínseco de la naturaleza, se pierden o deterioran los bienes y servicios que los ecosistemas proporcionan a la sociedad. Por tanto, la conservación de la biodiversidad constituye uno de los pilares del desarrollo sostenible ya que su pérdida pone en juego la capacidad de los
ecosistemas para mantener a las generaciones futuras. De hecho, está demostrado que existe una correlación
significativa entre la degradación de los ecosistemas, la pérdida de especies animales y vegetales, la globalización de los mercados y la pobreza. España, que alberga la mayor diversidad de Europa, con un gran número de especies endémicas, es especialmente vulnerable al cambio climático. En
nuestro país se encuentran más del 80% del total de especies de plantas vasculares que hay en Europa y
más del 50% de la especies de animales. Tenemos la mayor variedad de mamíferos y reptiles y ocupamos
el tercer puesto en diversidad de anfibios y peces. Esta elevada biodiversidad queda reflejada en la
gran extensión de territorio que forma parte de la Red Natura, que ocupa en la actualidad el 25% de la
superficie de España. La gestión de los espacios de esta red supone uno de los mayores retos de conservación de la naturaleza a los que nos enfrentamos en la actualidad, ya que va a requerir la actuación
coordinada de diversas administraciones públicas y la integración de las consideraciones ambientales en
las políticas sectoriales.

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